miércoles, 21 de abril de 2010

Descuido y error

El mundo de la noche...
Ya lo echaba de menos...
Y por supuesto allí estaba yo; estaba hambrienta, y que mejor forma de saciar mi apetito con sangre fresca.
Que puedo intentar explicarlo de muchas formas para que suene mas menos bestia, pero la verdad es que había salido de caza…de humanos.
La caza de humanos es una de las actividades que más me gustan…y los licántropos quieren prohibirlo…estúpida familia de Peludito.
Entré en un pub que tenía un ambiente perfecto para lo que yo quería hacer.
Me acerqué a la barra y pedí una copa.
Y olí a un vampiro, lo busqué con la mirada, era un chico alto, musculoso, moreno con el pelo largo por detrás y corto por delante, con unos ojos juraría que de color negro, aunque quizás fuesen marrón oscuro. Vamos, que estaba bien para los vampiros, y perfecto para los humanos.
Él sabía que yo estaba allí.
Me miró, lo miré.
<> pensé paseando la vista por la gente que había en el local.
La música resonaba en mis oídos, apuré mi copa y me levante.
No estaba guapa, ni siquiera estaba preciosa, estaba exuberante.
Llevaba una camiseta roja de lycra, ajustada y escotada, unos shorts muy shorts y unos taconazos de vértigo, de esos que no puedes subir escaleras porque te caes.
Ví por el rabadillo del ojo como el vampiro salía del pub con una chica rubia.
Después de un tiempo olí que otro individuo peculiar entraba en el local: un licántropo.
¡Mierda! Si no me había olido ya, solo sería cuestión de segundos.
Esperaba que no fuera uno extremista anti-vampirismo, anti-mordeduras, Socio nº1 del Club de la Estaca y Hoguera y que no se le diese por perseguirme con cadenas de plata.
Me miró, de arriba abajo, aguante su mirada dejé que me estudiara, después se dio la vuelta y siguió a lo suyo.
-Hey! ¿Bailas?—¿Estaban hablando conmigo? Me dí la vuelta.
Un tio me estaba mirando. Pues sí, estaban hablando conmigo.
Rubio, ojos azules, 1.80 y pico de estatura, ni gordo ni delgado…
Nota media: Comida seleccionada.
-¡Pues claro!
Haber…ni sé bailar ni sé como lo voy a hacer sin caer, pero da igual…
Y bailamos, y venga a bailar…no me cansó en absoluto, pero me aburrí.
Y tardó, tardó mucho, pero al final nos enrollamos.
-¿Tienes coche?-pregunté
-Si-ronroneó
Fuimos hasta su coche, abrió una de las puertas de atrás, lo empujé a dentro. Y justo en ese momento empezaron los malentendidos que ya se veían venir.
Cuando el chico (¿Cómo se llamaba?) se quedó acostado en los dos asientos de atrás, y yo me puse encima suya (¡con la puerta cerrada, claro!) el se quita la camiseta y empieza a desabrocharse el cinturón.
Ejem…¡creo recordar que en ningún momento dije que me iba a acostar con el!
Estúpidos humanos, siempre interpretando las cosas comos les da la gana.
Le agarré de los pelos, tiré hacia un lado y le mordí el cuello.
-¡Joder! Eres de las que te gusta morder.
Sentí su sangre en mi boca. Mis colmillos se desplegaron completamente.
-¡¡Me has hecho sangrar!!
Me levanté con que pudiera verme. Y por fin entendió su error
-¿Qué…qué eres…?
-Una vampira.
Me abalanzé sobre él y comenzé a chuparle la sangre, hasta que le dejé completamente seco.
Abrí mi bolso, aparté el cadáver de un empujón. Me quité la camiseta completamente ensangrentada. Me limpié toda la sangre que tenía encima.
Cogí una camiseta que llevaba en el bolso, era de color verde, muy parecida a la otra. La roja fue directa al bolso.
¡Toc-toc!
¡¿Y ahora quien llama a la puerta?!
Olí el aire.
Vampiros.
Vale, por lo menos eso no era malo.
Abrí la puerta.
En cuanto los ví me dí cuenta de mi descuido.
Un descuido que acabaría en un error fatídico.
-¡Oh! ¡¡Mierda!!-fue lo único que me dio tiempo a exclamar antes de que unas pesadas cadenas de plata cayesen sobre mi.



Esto lo ha escrito:

Iree

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