domingo, 11 de julio de 2010

Plan

Desperté, todo me daba vueltas.
Tengo una sensación de déjà vu.
Sacudí la cabeza.
Había 4 cosas básicas que tenía que hacer:
• Liberarme
• Esquivar a Sam
• Comer, necesitaba comer, estaba débil
• Salir de allí
Bien, lo primero era liberarme, ahora que tenía la cabeza despejada podía pensar, pero pensar no es lo mío. Yo no soy de pensar e idear planes retorcidos con tropecientos pasos a seguir; yo soy más de salir con un objectivo y con un plan de lo más simple, si aparecen sorpresas; improviso y fin.
Tiré con toda mi fuerza para arrancar las argollas de la pared, fracasé, como ya dije, estaba débil.
Solo se me ocurrió otra cosa que quizás pudiese funcionar. Esperé, esperé como si estuviese débil y enfermiza.
Un vampiro se acercó, era joven, podía verlo en sus ojos, me temía; y lo hacía porque seguía viva, porque me habían envenenado de plata y seguía viva, porque era capaz de oponerme a Sam seis veces y seguir viva. Pero como ya dije, era joven, aún estaba en esa etapa en que uno se cree invencible, en esa etapa en que piensas que nadie puede ser más inteligente que tu, que nadie puede engañarte, y menos vencerte. Ese era mi punto a favor.
-¡Ayúdame!-gimoteé como una niña poooooooobre y desamparada. Se me quedó mirando.
-Hablas-musitó. ¿Eh? ¿Y que esperaba? ¿Qué cacareara como una gallina?
-¡Ayúdame! Por favor…-murmuré.
-Lo siento, yo no…
-¡Yo no he hacho nada!-lloriqueé-Por lo menos aflójame las argollas, me hacen daño-dije mientras ponía cara de cachorrito abandonado. El vampirito suspiró, se acercó a mi.
-Lo siento-susurré tan pronto lo tuve a mi alcance. Le mordí el cuello, chupé su sangre.
Si, los vampiros tienen sangre y sangran.
De una patada lanzé el cuerpo a una zona oscura de la celda. Volvía a sentirme poderosa. Ahora solo tenía que conseguir que el mismísimo Sam me liberara.
-¡Sam!-vociferé con todas mis fuerzas-¡Sam! Maldito chupasangre ven aquí
Y apareció, valla si apareció, el y todos sus guardaespaldas.
-¿A que vienen esos gritos?
-¡Sam…maldita rata callejera! No te recordaba tan cobarde y tan débil.
-¿Cobarde? ¿Débil? ¡Soy yo el que te ha atrapado! ¿Es eso un símbolo de cobardía y debilidad?
-Si…no me atrapaste tú, lo hicieron tus amiguitos, porque eres débil. Y un cobarde por no tener las pelotas de enfrentarte a mi-me levanté, ignoré el dolor y estiré al maximo las cadenas para darle un toque amenazador a la escena. Los guardaespaldas se colocaron entre Sam y yo. Me reí.
-¡Patético!-exclamé-No te atreves a enfrentarte a mi, ni siquiera cuando estoy maniatada y en condiciones pésimas. ¿Por qué será? Llevó días sin comer (Días…minutos…¿Qué diferencia hay?) y me tienes miedo…¡penoso!
-¿Miedo? ¿De ti? ¿Por qué é de temerte?-Sam se estaba poniendo nervioso. Sonreí.
-Porque sabes que soy fuerte, y poderosa. Porque sabes que fui una Cazadora de Licántropos, la mejor cazadora. Y sabes que sigo en forma y no sabes ninguno de mis puntos débiles.
-¿Qué no se tus puntos débiles?-¿Por qué repetía mis palabras en forma de pregunta?-¿Y la plata?
-Tu tampoco soportas la plata
-Quieres saber tus puntos débiles, hay dos muy básicos: Jack, tu querido amigo y la humana esa que estaba con el perro.
-No me hagas reir, Sam. Antes eras mejor con estas cosas: Jack ya es mayorcito para defenderse solo, y Luz solo es una humana, que además está cerca de un licántropo bastante poderoso. Así vaya cagada de puntos débiles. Sam…¿Por qué no aceptas a enfrentarte a mi? Aunque no sea en igualdad de condiciones, si quieres incluso puedes llevar plata, yo solo pido que me sueltes y ya.
-Mmmmm-¡Venga! ¡Esta es tu oportunidad para hacerme morder el polvo! ¡Acepta, acepta, acepta!-Está bien. Liberadla, total no ha probado la sangre, seguro que ni se mueve.
Me sueltaron, me moví ralentizando al máximo cada movimiento. Sam, siento decirte que la has jodido, y que además te has quedado sin prisionera.
Me puse frente a él. Se estaba confiando y sus guardaespaldas se habían apartado. Obviamente Sam debería poder con una poooooooooooooooooooooooobre y debilucha vampirita.
Salté sobre el co rapidez, cogiendolo despistado, caí sobre el. Su cuerpo chocó violentamente contra las duras losas de piedra, le mordí el cuello, y comenzé a correr por la puerta.
Por mi cabeza solo pasaba una palabra una y otra vez:
¡Corre! ¡Corre! ¡Corre!
Oí detrás los gritos de los vampiros que me perseguían.
¡¡Corre!! ¡¡Corre!! ¡¡Corre!!
De un pasillo lateral salió otro vampiro, lo esquivé por los pelos.
¡¡CORRE!! ¡¡¡COOOOOORREEEEEEEEE!!!!
¡Podía ver la puerta!
Un poco más, solo aguanta un poco más…en ese momento el tio enooooooooorme salió de algún lado y me cogió, chillé e intenté zafarme de su abrazo que no auguraba nada bueno. Me revolví furiosa; ¡la puerta estaba detrás de el!
Chillé, pateé, mordí, arañé, empujé y desgarré.
Y me había liberado si no me hubiesen inyectado más plata.
Así que volví a perder el conocimiento.
ESCRITO POR:
IRENE

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