jueves, 7 de enero de 2010

El dolor de cabeza...

¡No podía soportarlo más! Mi mejor y única amga me estaba ocultando algo muy grande y no tenía ni idea de qué era lo que me pasaba a mí. La cabeza comenzó a dolerme, pero no era un dolor normal. Me dolía demasiado... Ellos me miraron...¿preocupados? Mis ojos me delataban. Sabían que yo no estaba bien...


No pude soportar por más tiempo ese dolor, allí de pie y sin nada en que apoyarme. Me llevé las manos a la cabeza y caí de rodillas. No oía ni veía nada. Sólo sabía que me dolía la cabeza. Vi un resplandor que venía y se marchaba. Estaba...¿saliendo de mi curpo? ¡Estaba hechando chispas! ¿Pero qué demonios me estaba pasando? No entendía nada...No sabía que era lo que me pasaba...

No pude aguantar más. Lloré. Me puse a llorar y a hechar chispas. Oí murmullos ebfadados cerca de mí, pero no sabía que decían ni quienes eran.

-Tenemos que llevárnosla de aquí- dijo...¿Nadia? Era posible.

Noté una mano en mi espalda y una fría mano cogiéndome una de las mías. Luego noté otra mano en mi espalda, también, y una ardiente que me cogió la que me quedaba.

-Dime cuál es el sitio más alejado, al que los estudiantes no suelen ir. Yo la llevaré.- lo poco que oí de esta voz me gustó, menos por que parecía alterada. Tenía que ser el chico que estaba junto a ella.

Noté que las manos me dejaban, menos la helada, que seguía sujetando una de las mías. Alguien me elevó en el aire y la congelada mano iba delante de nosotros, guiándonos.

Me dejaron en el suelo y volví a oír esos murmullos enfadados.

-¿Por qué tenías que seguirme? Por tu culapa ella está así...pero no sé porqué hecha chispas. No es normal en los humanos.

¿Seguirla...? ¿Normal en los humanos...? ¿Pero de estaban hablando? No entendía nada...Y por eso...pasó lo que pasó...

-¡¡¡Aaaaaah!!!- grité. Era el grito más horrible que había oído, y eso que era mío.

Alguien me cogió en sus brazos y la mano congelada apretó la mía con más furza.

-Cálmate, vamos, tranquilízate...Todo va a salir bien...-era aquella bonita voz, tenía que ser el chico, pero ahora su voz era dulce...muy dulce.

Me calmé, abrí los ojos y miré que pasaba. Nadia me tenía cogida de la mano y estaba muy preocupada, el chico me tenía en sus brazos...Y me fijé bien en él: tení la tez morena, pelo corto y negro y unos ojos castaños muy profundos...

Miré a Nadia, tenía los ojos llenos de preocupación y dudas...

-Creo que ha llegado el momento de que te cuente algo...Algo muy importante, mi mayor secreto...



Esto lo ha escrito:
Fátiima

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