viernes, 29 de enero de 2010

Nadia vs. Eric

-¡Se acercan!
-¡Genial!-dijo Jack, no estaba muy emocionado.
-¿Que tal, Luz?
-¡¿Nadia?!
Me abrazó y la abrazé, esto era perfecto para lo que tenía que hacer. Le agarré la muñeca y se la mordí.
-¡No!-gritó Eric abalanzandose sobre mi. ¡Viva el dramatismo! Y como era de esperar, empezó la pelea, esta vez tenía que ser la definitiva. La definitiva.
Le dí un puñetazo en todo el estómago lobuno. Me agarré a su cabeza y mordí en todo sitio que encontraba. Se sacudió y me lanzó por los aires.
Me tiré sobre su pata derecha delantera y mordí hundiendo mis preciosos colmillos en su pata, atravesando la piel y los musculos. Eric se revolvió; peor para el, los licántropos no son muy espabilados, cuando consiguio que me soltase lo hizo con tanta fuerza que se arranco su propia piel.
¡Toma! Por imbécil.
Se cayó al suelo, obvio, esa herida debía doler a mil demonios. Espere. El chucho no se levantaba. Espere, nada que estaba rendido el pobre. Me acerqué a Luz con la intención de morder.
Adivino mis intenciones y se levantó. Claro, cuando le convenía el señorito tenía fuerzas para levantarse.
Me aleje de Luz, aun estaba lejos de ella, que peleaba con Jack para que le sueltase. Su temperatura comenzó a subir. ¡Malditos ataques!
Noté otra presencia por allí que no debería estar. No me moleste en identificarle, seguro que era un cazador.
Me preparé para asestarle el golpe final a Eric. Salté muy alto y abrí la boca para morderle la yugular; pero de entre los matorrales apareció un lobo negro como la noche, que consiguió agarrarme un pie con las fauces y lanzarme lejos de Eric. Intente incorporarme, pero el tres veces maldito lobo negro me puso sus asquerosas encima. Se habían torcido las cosas. Miré a Jack, estaba listo para intervenir, negué con la cabeza. Este era mi final, hiciera lo que hiciera Jack, era una pena que el lo presenciase, el y Luz. El licántropo negro, porque era un licántropo obviamente, levanto una pata para rebanarme el pescueze con sus garras.
-¿Con que derecho levantas tú tu pata contra uno de los mios?
Esa voz me sonaba...
Miré de donde provenía.
"¡Rebaname el pescuezo de una vez!" pensé al ver la silueta del individuo, no podía distinguir bien sus rasgos, no tenía buena pinta. Pero el lobo negro bajo la pata con lentitud. El desconocido dio un paso adelante y descubrí sus facciones.
¡Oh mierda!

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